“Después del terremoto de 1755 en la Baixa de Lisboa, Sebastião José de Carvalho e Melo, desde julio de 1759 Marquês de Pombal, tuvo la osadía de soñar y construir una nueva ciudad, obligando a toda la sociedad a dar un salto, rumbo a la modernidad según la visión de la Ilustración Reformista".
La reconstrucción de la Baixa Pombalina contó con un equipo, dirigido por el ingeniero Manuel da Maia, del que hacían parte los arquitectos Eugénio dos Santos y Carlos Mardel. En el lugar de Terreiro do Paço, donde estaba edificado el palacio real desde el siglo XVI, se planeó una nueva plaza real que se abría sobre el Tajo, en un diseño geométrico perfecto, convirtiéndose en el nuevo centro oficial de la capital y del gobierno del país , el espacio de la nueva burguesía mercantil protegida por Pombal.
Las principales actividades comerciales para las calles de la Baixa fueron trazadas teniendo como base una distribución de calles de profesión. Rua da Prata adquirió este nombre porque antes del terremoto de 1755 existió en las cercanías la Rua dos Ourives da Prata, o incluso la de los Plateiros, calle muy característica y concurrida en ese momento. La "Rua da Prata" se llamó durante los años de 1760 al 5 de noviembre de 1910 "Rua Bela da Rainha", en memoria de la reina D. Mariana Vitória (1718-1781), esposa del rey D. José I e hija de Felipe V de España.
La Plaza del Comercio está delimitada por tres bloques de edificios iguales, de tres pisos. La planta baja está ocupada por arcadas con entresuelo, la del medio tiene ventanas balcón con barandilla de hierro, coronadas por entrepisos, en el piso superior. El conjunto está coronado por cornisa. Cada ala lateral de la plaza está coronada por una torreta, que los supera en altura.
El Edificio Pombalino, esquina de la Rua da Prata y la Praça do Comércio, tiene una tienda clasificada, establecida desde aproximadamente 1778, el Café Martinho da Arcada, el café más antiguo de los cafés lisboetas, que se convirtió en un hito cultural de la modernidad portuguesa por ser el lugar donde se reunían muchos intelectuales y artistas, como Almada Negreiros o Mário de Sá Carneiro, y donde Fernando Pessoa escribió la mayoría de sus poemas.