El Palacio de Obras Novas, también conocido por Palacio de la Reina, edificado en la desembocadura de Vala Real (finales del siglo XVIII, principio del siglo XIX) integraba un conjunto de obras nuevas para la época.
Este palacio funcionó como un puesto de control del tráfico de embarcaciones, de personas y mercancías, que transitaban a través de Vala Real y también como entrepuesto y alojamiento de apoyo a la antigua línea de vapores que hacían la conexión entre Lisboa y Vila Nova de Constancia. Su envergadura y encanto natural de toda la zona de alrededor, atraían a varias figuras de la nobleza a pasar allí largos periodos de descanso.
El palacio, de arquitectura neoclásica, emana robustez, sobriedad y monumentalidad, a pesar de su avanzado estado de degradación.