Caldas de Moledo está situada en el valle del Duero, rodeada de viñedos en terrazas. Cerca hay granjas y casas solariegas, muchas blasonadas y con capillas. Se accede al balneario a través de un hermoso parque con una arboleda de plátanos.
En el siglo XVIII, las propriedades terapéuticas de las aguas ganaron protagonismo y, un siglo más tarde, se produjo un extraordinario desarrollo en Caldas de Moledo, con la compra de las aguas y de la finca allí existente por parte del segundo marido de D. Antónia Adelaide Ferreira. En esa época, se construyó el palacio de estilo neoclásico y se realizaron mejoras en los edifícios del balneario.
A principios del siglo XX, la demanda de las aguas aumentó significativamente y contribuyó al desarrollo económico y urbanístico de la localidad, sin embargo, pasados los años dorados y ante la menor demanda de baños termales, se cerraron los hoteles y el casino, quedando en funcionamiento únicamente el edificio del balneario y el de la piscina hasta 2010. Actualmente el edificio de la piscina es renovado.